Espacios protegidos

El paisaje de la Reserva se caracteriza por los antiguos meandros abandonados que deja el río en su movimiento, los sotos de ribera y los campos de cultivo. Paisaje, cuyo valor radica en la evolución natural de los mismos hacia la formación de nuevos bosques de ribera o sotos. Teniendo en cuenta que la actual dinámica del río, dificulta la formación de nuevos galachos. Los galachos, aunque estén separados del cauce principal, reciben aportes de las crecidas, precipitaciones y filtraciones del nivel freático. Estos aportes hacen que los galachos posean una lenta

A lo largo de 90 km. Entre los valles de los ríos Gállego y Noguera Ribagorzana, podemos contemplar los ocho macizos montañosos que albergan los glaciares más meridionales del continente europeo. Últimos testimonios de la era glaciar, que junto a otros agentes modeladores, dieron lugar a las principales formas del relieve de los Pirineos. Su formación se debe a la recristalización de la nieve. Este fenómeno se produce cuando la nieve caída sobre capas ya existentes, ejerce presión variando así la densidad de las láminas de abajo. Consecuencia de esto, se forman

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A lo largo de 90 km. Entre los valles de los ríos Gállego y Noguera Ribagorzana, podemos contemplar los ocho macizos montañosos que albergan los glaciares más meridionales del continente europeo. Últimos testimonios de la era glaciar, que junto a otros agentes modeladores, dieron lugar a las principales formas del relieve de los Pirineos. Su formación se debe a la recristalización de la nieve. Este fenómeno se produce cuando la nieve caída sobre capas ya existentes, ejerce presión variando así la densidad de las láminas de abajo. Consecuencia de esto, se forman

A lo largo de 90 km. Entre los valles de los ríos Gállego y Noguera Ribagorzana, podemos contemplar los ocho macizos montañosos que albergan los glaciares más meridionales del continente europeo. Últimos testimonios de la era glaciar, que junto a otros agentes modeladores, dieron lugar a las principales formas del relieve de los Pirineos. Su formación se debe a la recristalización de la nieve. Este fenómeno se produce cuando la nieve caída sobre capas ya existentes, ejerce presión variando así la densidad de las láminas de abajo. Consecuencia de esto, se forman

A lo largo de 90 km. Entre los valles de los ríos Gállego y Noguera Ribagorzana, podemos contemplar los ocho macizos montañosos que albergan los glaciares más meridionales del continente europeo. Últimos testimonios de la era glaciar, que junto a otros agentes modeladores, dieron lugar a las principales formas del relieve de los Pirineos. Su formación se debe a la recristalización de la nieve. Este fenómeno se produce cuando la nieve caída sobre capas ya existentes, ejerce presión variando así la densidad de las láminas de abajo. Consecuencia de esto, se forman

A lo largo de 90 km. Entre los valles de los ríos Gállego y Noguera Ribagorzana, podemos contemplar los ocho macizos montañosos que albergan los glaciares más meridionales del continente europeo. Últimos testimonios de la era glaciar, que junto a otros agentes modeladores, dieron lugar a las principales formas del relieve de los Pirineos. Su formación se debe a la recristalización de la nieve. Este fenómeno se produce cuando la nieve caída sobre capas ya existentes, ejerce presión variando así la densidad de las láminas de abajo. Consecuencia de esto, se forman

A lo largo de 90 km. Entre los valles de los ríos Gállego y Noguera Ribagorzana, podemos contemplar los ocho macizos montañosos que albergan los glaciares más meridionales del continente europeo. Últimos testimonios de la era glaciar, que junto a otros agentes modeladores, dieron lugar a las principales formas del relieve de los Pirineos. Su formación se debe a la recristalización de la nieve. Este fenómeno se produce cuando la nieve caída sobre capas ya existentes, ejerce presión variando así la densidad de las láminas de abajo. Consecuencia de esto, se forman

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Representa la cuarta fase eruptiva de todo el complejo conocido como Timanfaya, formado por las erupciones entre 1730 y 1736 y en 1824. Y forma un espectacular mar de lava intransitable del tipo "aa" (malpaíses) y "Pahoe-hoe" (cordadas), salpicado por varios de conos volcánicos. Entre los más importantes destaca la Montaña de Fuego, Montaña Timanfaya y el Islote de Hilario. Este espacio conserva aún cierta actividad volcánica, como demuestran las emanaciones de calor que produce la tierra. Las más conocidas son las que se muestran a los visitantes en el Islote del

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Estructura geomorfológica singular, representada por un cono volcánico basáltico de la Serie III y sus coladas asociadas, posteriormente fueron cubiertas por materiales sálicos de la misma serie. Tiene 269 m de altitud, y está en buen estado de conservación. Abundan las tabaibas dulces, cardones, cardoncillos, balos, turneros, y como primeros colonizadores de las coladas, los líquenes. Variada representación faunística, aves como currucas tomilleras, mosquiteros, camachuelo trompetero o ‘pájaro moro’ o cernícalos; reptiles como el lagarto tizón, la lisa o el

Conjunto de edificios volcánicos, que han quedado ocultos por la vegetación. El cráter más antiguo es Lomo de Simón, un domo de extrusión que arrojó coladas sálicas al final de la Serie Cañadas, hace 500.000 años aprox., quedando desmantelado por la erosión. Posteriormente se formaron otros tres conos volcánicos: Montaña de Las Mesas, Montaña Colorada y Montaña Rica; de tipo basáltico pertenecientes a la Serie III, arrojando materiales que terminaron sepultando los anteriores. Entre la vegetación destaca el pinar canario, que se asienta sobre los materiales

Antiguo volcán localizado en la costa que destaca como elemento singular y diferenciado del paisaje por su colorido en tonos amarillos, rojos, anaranjados, grises y negros. Su altura es de 275 m, coronado por una hornacina que contiene varias cruces. La montaña de Azufre es un elemento singular y diferenciado del paisaje, su interés geomorfológico proviene de las características del edificio volcánico y de los elementos que complementan el espacio, como un sector en su borde meridional -alcanzado por la colada del volcán histórico de San Juan- y una reducida